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¿Ukémbele o la vida?

Nobody dies a virgin,
life fucks us all.
Kurt Cobain

Dice el chiste que iba un grupo de exploradores adentrándose por la jungla cuando repentinamente son interceptados por unos nativos que los amenazan con sus lanzas y los obligan a elegir entre Ukémbele o la vida. Ukémbele o la vida!? les espetaban los salvajes. Ante la amenaza de muerte, los exploradores respondieron Ukémbele, sin chistar. Acto seguido, los salvajes procedieron a culearse a los aterrorizados exploradores para finalmente dejarlos en libertad. Vivos. Los desgraciados exploradores continuaron su camino y no habiendo avanzado mucho trecho, vuelven a encontrarse con otro grupo de nativos, aparentemente de otra tribu, pero con la misma violenta pregunta. Ukémbele o la vida!? vociferaron. Los exploradores, temiendo una vez más por sus vidas, vuelven a elegir Ukémbele y vuelven a ser ultrajados por los salvajes. Ante la posibilidad de que por querer acabar con su aventura terminen desgarrados, los exploradores deciden emprender la huida, con tan mala suerte que vuelven a ser detenidos por un nuevo grupo de aborígenes los cuales vuelven a amenazarlos con la pregunta Ukémbele o la vida!? A esas alturas, los exploradores, rendidos ante el infortunio deciden poner fin al martirio y eligen la vida… (continuará)

¿Ukémbele?

La historia de una aventura hacia territorios inexplorados y del encuentro con seres desconocidos, es una historia acerca del otro, de lo Otro. El otro, el desconocido, el extraño, el diferente, ese-que-no-soy-yo, es lo medular de esta historia. “No hay nada más permanente y obsesionante que la imagen del Otro”, nos dice Lucian Boia (1). El otro, lo Otro, la diferencia, la alteridad, reconoce en su distancia con lo semejante, a lo Otro próximo o familiar y a lo Otro lejano y extraño. Los salvajes del chiste, aparecen en primera instancia encarnando la imagen del Otro familiar (pues podemos imaginar que los exploradores pudieron reconocer en ellos eventuales rasgos relativamente familiares con los cuales identificarse) sin embargo el desconcierto da paso al espanto cuando se ven conminados a elegir entre Ukémbele o la vida. Ukémbele, alteridad radical ¿Qué será Ukémbele? Bueno, antes que morir mejor averiguarlo, habrán pensado los exploradores. Nadie sabe qué es Ukémbele. Ukémbele no es googleable. Los exploradores se debaten entre la vida y Ukémbele

“El miedo es una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad, y el miedo más antiguo y poderoso es el temor a lo desconocido” decía H.P Lovecraft (2).

Elige seguir vivo

La enfermedad y la muerte siempre concitan el miedo. Son la vara con la que se miden los profesionales formados bajo el dogma del modelo biomédico. Son tratadas como un enemigo a vencer a pesar del hecho de que actualmente los médicos ya no traten enfermos si no personas en riesgo y que ya no curen enfermedades sino que corrijan trastornos. Paradójicamente su omnipotencia se ha visto incrementada en sintonía con el aumento del retail enfermocológico y su estado de campaña de liquidación permanente, donde los bienes más codiciados son la adaptación, la normalidad y la felicidad. En paralelo, la industria de la gestión de los riesgos y de administración del malestar, lucra codificando toda desviación. Todo debe ser codificado, nada debe quedar afuera de la etiquetación generalizada. Y en la medida en que a cada descubrimiento e innovación le acompañe el efecto de profundización de la ignorancia, más se hará presente una sensación de peligro que nos hará correr tras la zanahoria de la seguridad perpetua. Sin embargo, sabemos que lo reprimido, vuelve. No en un discurso sino más bien en el cuerpo y su lenguaje ininteligible. Tan ininteligible como Ukémbele, que al igual que el cuerpo nos interpela de manera indescifrable. Intentar saber qué significa Ukémbele es ponerse en aprietos ya que, con su anonimato particular, resiste el incesante afán de normalizar, de homogeneizar, de uniformizar, de protocolizar, de identificar, de etiquetar, de clasificar, de diagnosticar (3). Ukémbele, la alteridad radical frente a la cual no hay respuesta, no hay certeza, sólo el olor del hueso duro de roer que no podemos ni pensar ni imaginar. He aquí el peligro: Ukémbele y una manifestación corporal, pueden ser en principio, cualquier cosa. 

El peligro que tiende a conjurar este dispositivo articulado de expropiación reside en esto: todo aquello que nuestro cerebro de esclavo alcanza a tolerar, nuestro cuerpo, insuficientemente dócil, lo rechaza, porque en él algún residuo ancestral del instinto de rebelión se oculta todavía; ¿pero dónde? He aquí lo que los conquistadores de la industria farmacéutica se han jurado descubrir (4).

La vida es lo primero

Una manera de exorcizar al revés la presencia inquietante y/o aterradora del otro, de lo Otro, es visibilizándolo asignándole arbitrariamente un lugar. Se ha puesto de moda, en nombre de la seguridad, la retórica del excluido, que asigna cuantos lugares sean necesarios al otro, a lo Otro, que por definición no tienen lugar, no encuentran su lugar o que dicho lugar ha sido denegado. Como señalan Laplantine y Nouss, la restitución del Otro tiene la apariencia de reivindicación, “ocupa con insistencia los campos de lo social, lo político y lo filosófico. Es el único tema de conversación: el oprimido, el colonizado, el dominado, el refugiado, el sin techo, el desocupado, el que escapa a los marcos y sistemas, el-que-no-tiene, no-posee, figuras del otro.”5 El gesto políticamente correcto de la inclusión impone rotundamente un condicionamiento moral. El excluido ya no necesita hacerse un lugar (incluso violentamente si es necesario) ya que desde siempre ha sido y será militante del “partido plural único.”6 En estas condiciones, cada lucha tiene un procedimiento asignado: sólo hay que sacar un número y esperar el turno (y llevar consigo toda la documentación requerida, por supuesto). Tenemos la mejor patada para su culo, decía La Polla Records.

Elige Morir Sano

La medicina ha sido penetrada por el delirio de clasificar la alteridad y por la obsesión de controlar la alteración. El riesgo, que destituyó a la causa desde el trono de la certeza, no cumplió su cometido y ha desencadenado el frenesí de la salud, el paroxismo de lo saludable, otra forma de enfermedad respecto de la cual carecemos de tratamientos efectivos. En este contexto cada hallazgo y cada elección es una lotería. Como la lotería a la que se ven confrontados nuestros exploradores. Elegir para ellos es cosa de vida o Ukémbele. Elegir seguir vivo tiene sus costos. Elegir significa tomar posición y sobre todo, hacerse cargo de las consecuencias. Si bien para nuestros exploradores no estaban contempladas las desdichadas consecuencias de sus elecciones, no hay que menospreciar el hecho de que pagaron el precio de seguir vivos.

Para concluir el chiste, decíamos que a esas alturas, los exploradores, rendidos ante el infortunio deciden poner fin al martirio y entre Ukémbele o la vida, ellos esta vez eligen la vida. Perfecto! Dijeron los salvajes, pero primero Ukémbele!

Distinta hubiera sido su suerte si desde el principio hubieran sabido lo que Kurt Cobain dijo una vez: nadie muere virgen, la vida nos coge a todos.

Moraleja: Ukémbele o la vida no es ni UNO ni el gran Otro, sino todo lo contrario.

Sugerencia: vuelva a leer el chiste de corrido y cambie todas las veces la palabra explorador por la palabra explotador. Verá como la historia se pone más entretenida.

(por GdM, en Rev Ukémbele 1, 2014)


(1) Entre el Ángel y la Bestia, Lucian Boia, Editorial Andrés Bello, 1997, pág. 11. Queda para otra ocasión la monserga aclaratoria del uso de minúscula o mayúscula en la primera letra O de la palabra (están los que sostienen que El Otro no existe, por citar un ejemplo).
(2) Citado en Filosofía Zombi, Jorge Fernández Gonzalo, Anagrama, 2011, pág. 17
(3) Diagnosticar: competencia adquirida en la Escuela de Medicina que permite ingresar al mundo laboral reproducido al alero de la Enfermedad. Existen distintas performance diagnósticas; no es lo mismo el diagnóstico de un médico general que el diagnóstico de un médico psiquiatra (cobran distinto). Diagnosticar generalmente no implica hacerse cargo de sus consecuencias, para eso existe la gimnasia derivativa.
(4) Primeros materiales para una Teoría de la Jovencita, Tiqqun, 2012, pág. 176.
(5) Mestizajes, De Arcimboldo a zombi. Françoise Laplantine, Alexis Nouss. Fondo de Cultura Económica, Argentina, 2007, pág. 64
(6) Lévy, 2006.


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